jueves, 19 de febrero de 2009

Prólogo al capítulo 2

La vuelta a casa llegó en diciembre tras la captura del roedor. Navidades pasaron en amor y felicidad (con Ali en Mérida en Nochevieja, yeah) y agradables reencuentros. Madrid sufría macronevadas mientras yo esquiaba en riojanas tierras. Exámenes pasaron con malos resultados (al menos por ahora) y la vuelta con más pena que gloría se acercó.

Pero no iba el prólogo a ser tan corto.

La casa de estudiantes que iba a tener fue por error asignada a un francés afortunado, por lo que me vi sin casa y con mucho equipaje la primera noche. Tras montar el pollo en la "accommodation office" me alojaron en una casa muy grande a orillas del lago en Lyngby, osease, más cerca de la universidad. Y diréis "qué bien, qué bonito, qué barato!" y yo os contestaré "pero no os he dicho que la habitación es enana??" y es que no, no os lo había dicho. Vamos allá. La habitación es enana. Pero no solo es enana, sino que el único enchufe carecía de funcionamiento, dejándome eléctrica y térmicamente fuera de juego. Y por qué térmicamente? pues porque la habitación también carecía de calefacción (al parecer antes de ser mi cuarto debió ser un escobero...) e intentaba suplir esta falta con un radiador eléctrico, el cual obviamente no funciona sin electricidad.
Así que me vi montando de nuevo el pollo y lo único que conseguí fueron promesas de cambio. Y ya estábamos a martes! las promesas llegaron pronto, y sabéis cual fue la novedad? el francés afortunado encontró algo mejor y volví a la misma casa que iba air en un principio, pero tres días después, tras pasear mis maletas de un lado para otro tres veces.

Fin del prólogo.

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